Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2024

Él

Hace un mes que no sé de ella. No atendió a la última llamada, ni la devolvió. No diré que no me ilusioné, pero me puse límites, cuando vi que no era el único. Y que, situaciones a las que yo le daba importancia y respeto, ella contempló con otros ojos cuando se fue con aquél que no se merecía. Al menos puso límites, y sé que no me miente cuando dice que no hicieron nada y hasta me trajo el resultado de la analítica. Por eso me gustaba, pero no me enamoré, no. Pero no puede ser. Al final, es verdad pura pasión, pero poco compromiso. Me siento un sádico dominante cuando juego con ella a darle placer, pero no correspondió como esperaba. Supongo que por eso desapareció la idea de amor, aunque amiga, lo era. Ahora no sé nada, pero no voy a insistir. Mejor le dejo seguir su camino, ya le di otra oportunidad y ha vuelto a desaparecer. Ya son dos, y no es para repetir un círculo vicioso constantemente. Sandra acaba de entrar. Es más dura y menos obediente, y eso hace que me excite mucho. Su b...

2.

Por fin me mira.  Ya era hora. Disimulo. Estoy en el tren, llegando ya a mí destino. Voy al mercadillo, a ver... Me llama. Ahora no. Ya sabe que lo nuestro es sólo sexo.  Y ese hombre me mira. Se parece a él... Es él. El abogado. Mi abogado del diablo. Lo conocí en Madrid, pero no le volví a ver. Bueno, no lo volví a ver solo. Hoy sí. ¿Le pregunto acerca de la hora, o tomar un café si está sólo? Ahora no se lleva eso, es todo app, informática, tests de programas, amistades de amistades... Se acerca. Ay madre. Esto no es sólo excitación, y no es sólo atracción, es tan guapo, atlético, interesante. Qué bien viste. Podría  ser el padre de mis hijos. ¿Con boda y luna de miel? Y más. Con él, no sería sólo sexo...

12.

El segundo encuentro tras el divorcio. - Sabes que esto no será un "para siempre". - Lo sé. - Y que no estamos enamorados. - No. - Pero me gusta jugar contigo... Y antes de que diga nada más, me pongo de pie y me quitó el vestido. No llevo nada debajo. - Admirable. Has improvisado. Voy a quedarme mirándote hasta ver cuánto tiempo tardas en excitarte, con mi mirada fija puesta en ti... Antes de que termine ya estoy húmeda. No puedo disimular. Se levante, y me mira como si fuese una estatua. No me toca ni roza. - ¿Ya estás lista?- dice, sonriendo. - Sí. - No te muevas. Me quedo quieta. Va a una cajonera y saca un vibrador. Vuelve, y me lo coloca entre mis piernas, encendido. Lo penetra, sin dolor, es un tamaño mediano, suave. Creo que la usamos anteriormente. - Siente... Siento. Cieroo los ojos y siento placer de el jugando con la maquina en mí. Una máquina creada para el placer, el éxtasis... Es divertido y excitante, pero no siento el orgasmo. Y él lo nota. - Al sofá. Túmbate...

11.

He vuelto. Una boda rápida. Un divorcio express. Análisis continuos. Seguridad. Un mensaje. Una llamada. Explicaciones. Narraciones. Y un "venga, ¿por qué no?". La vida sin sexo es más dramática y aburrida de lo esperado. Necesito diversión.  No, no ha habido nadie más. El matrimonio no funcionó por sus manías, al poco dijo que se enamoró de otra y se fue con ella. No sé si volvió con ella, o era otra. Ya no me importó. No pregunté. Juntos sólo sufríamos. Mejor como amigos. Y desapareció.Tampoco me preocupa. Me contactó, le conté. No sé si hay otra. Imagino que sí. Confianza, resultados, sinceridad. He vuelto.  Y sólo con pensarlo, ya estoy excitada...

10. ¿Último?

Subo. Pero se lo tengo que decir.  - Estoy con alguien más. - Ah, ¿sí? Confirmo con la cabeza. Estamos sentados en el sofá, suena la música de The Beatles.  - Yo. Lo conocí hace años. Trabajábamos juntos, en aquella empresa tan grande. Estaba casado, nos gustábamos y no podía ser. Y la mujer se quedó embarazada. - Vaya, pero ahora sí.  - Él... Tiene vih. La mujer le engañaba con otro y un día hicieron un trio con otra mujer, se metían drogas, y resulta que los hijos que le atribuyó no eran suyos, y se contagiaron de vih, incluyéndole posteriormente a él, ocultando el engaño hasta hace unos meses... Medio año...Algo así... - Bueno, tú sabrás con quien quieres estar, qué hacer con tu cuerpo y en tu vida privada. Pero si quieres seguir viniendo, no sé si yo querré... - Comprensible. Mejor me voy. - Mejor. Piensa que era una pura historia sexual.  - Completamente de acuerdo. - Y ahora has encontrado el amor mutuo. - No como esperaba, pero sí. Aún no hemos hecho nada más ...

1.2.2.

- Hacia tiempo que quería verte. No veo a nadie más. El divorcio, y ahora, necesito un tiempo de reflexión, adecuación y descanso. - Yo, ya sabes... Oye, ¿los niños? - Los añoro, pero no eran míos. - ¿No?- Me sorprende. Yo hasta les veía parecido... - Eran de otro. Con quién está viviendo, y por quién me pidió el divorcio, tras años de mentiras en el matrimonio y sus encuentros a escondidas... - Vaya. Me sabe mal. Pero una voz me dice en mí que quizás tenga yo, no ahora, más adelante, una oportunidad, con él. Quién sabe. - No quiero que pienses que estoy cerrando una puerta, porque, aunque no te lo diga, me gustas desde que te conocí. Pero necesito un tiempo, y estar preparado. Y todo el que quieras. Yo te esperaré hasta el fin del mundo. Pero si quizás deba plantearme alejar y dejar a... - Y tengo que ser muy sincero contigo. Confío en ti. Me están haciendo unas pruebas. - ¿Cáncer?¿Puede que tengas cáncer? - No. Quiero ser sincero: puede que tenga vih. Es una posibilidad. Ya sabes, el...

9.

He usado un laxante, como me ha pedido, y me he limpiado bien. Las instrucciones han quedado claras: limpiarme, ducharme, ponerme guapa y acudir. Enviar un mensaje cuando esté en la calle, de camino. Y, tras llamar y subir al piso, me abre, desnudo, y me huele. - Chica limpia. Así me gusta, sólo mía. Me besa en los labios, y se baja a mi sexo, mirando el vestido, y metiendo las manos por debajo. Me quita las bragas. - Al sofá. Me siento. - De rodillas y mirando al cabezal.  Llevo el vestido, pero lo hago. Y le noto. Me lame. Me besa. Me tira el aliento, me besa, me lame, juega con su boca por mis partes, no sólo en unos sino en dos sitios. Ay Dios, me excita de placer, me mojo, me corto avisándole... - ¿Te gusta? - Por supuesto.  Y mete dedos, uno, dos, tres, por delante, por detrás, me inspecciona, me humedece, hace lo que quiere mientras me excita, me pone tan... Ay, no puede parar...Esto es puro placer... Tengo dos orgasmos más. Sé que me mira. Me siento y... - No, no. Otra...

8° cita

Entro. Ha pasado demasiado tiempo, pero como tal sumisa complaciente y mujer excitada muerta de deseo de seguir sintiendo placer, vuelvo. Podría ser dependencia sexual, siempre y cuando el quiere, pero yo quiero también... - Te voy a vendar. - ¿Vestida? - Sí.  Lo hace. No veo nada, la mascarilla es muy eficaz. Me besa el cuello. Me besa las orejas. Me besa los labios. Me toca encima, debajo la ropa. Llevo un jersey y una falda, además de las botas, y es fácil. Lo que no llevo es ropa interior (noe he puesto sujetador y he guardado las braguitas en el bolso), y lo nota... - ¿Así que vas sin braguitas por la calle? Niña mala, podría pasarte algo malo... - No, las guardé en el bolso antes de entrar. Quería darte una sorpresa antes de entrar. - Ah, muy bien. Ahora quitaté el jersey. Me quedo en falda y botas  - Muy bien- dice mientras me toca los pezones, juega con ellos, y noto como se intensifica su respiración.- Ahora, la falda. Obedezco. Una máscara y botas, hasta las rodillas...

7.

- ¿Has visto a alguien? Han pasado dos semanas y me ha llamado. Me gustaría que fuesen más cercanos, y la última vez. no pasó nada. No voy a mentirle. - Sexualmente, no. - Pero, ¿has quedado con otro hombre? Quizás se lo hayan comentado, o me haya visto. - Sí. Tuve una primera cita, nada especial con... - No, no quiero saberlo. Ya te preguntaré si quiero más información. Ahora, desnúdate. Obedezco. Sólo con la orden ya me excito. Me lo quito todo, tal y como me pide. - Túmbate en el sofá. Voy a atarte las manos y dirigiré yo. A lo mejor también te bendo los ojos. Calladita, sólo obedezco. Me tumbo boca arriba, y tiendo las manos. - Ah, ah, así no. Boca abajo, y manos adelante. Sé buena chica. Lo hago. Me une las muñecas con un lazo suave que parece de su madre, ya que masculino no es. Tengo los brazos estirados, el cuerpo boca abajo, miro hacia el frente o lo que sea y de repente noto su pene erecto en mis nalgas. En medio. Sin preservativo. - ¿Te gusta el roce?  Claro, me encanta....

1.2.

Me acompaña a casa. - Hacia tanto tiempo...- me dice. - Y sí. - ¿Sigues sola? - Ya sabes, ¿tú?- a él no le quiero ocultar ni mentir, pero... - Sí. Ya no soy feliz con ella. Nunca la he querido, bueno, de esa forma, pero estábamos... Pero me cansé. Como Miguel, también la dejó. Me alegro. Ya era hora. Pero sólo asiento. - Tengo que irme. Me alegro haberte visto. Espera, dime tú teléfono. Te escribiré.  - Perfecto, el teléfono es... Estoy contenta. Le he visto. Y ahora está sólo. Sé que está sólo. Y me alegro. ¿Soy mala? Quién sabe, soy libre...

Aparte

He quedado. No con él. He conocido a alguien. Estoy ilusionada. Quizás no sea tan pasional, pero es o parece un buen hombre. Tiene 40 años. Ácido con el vestido rosa, más infantil, y dulce. Como si estuviese sola, que lo estoy. Voy al pub, hay concierto de música clásica, y ya me está esperando.  - Ya era hora. La verdad es que me molesta. Vale, es la primera vez que le veo, pero en los talleres parece mejor humorado. - No me gusta la falta de puntualidad. Está música no es de mi estilo. Demasiado antiguo. Pero si es lo que quieres hacer hoy... No estoy muy emocionada, tras es u har estás palabras. Aunque, tras sentarnos y pedir una infusión y un refresco, está más tranquilo. Conversamos, de su reciente ruptura. Le omito mi vida sexual, hago como si no existiese nadie más. Así, son dolor, no hay compromiso, y soy libre. Reímos de anécdotas de las clases que compartimos, como dos adolescentes, y comentamos algunos libros. Me recomienda leer Garcilaso de la Vega, le comento que estoy...

Sexto encuentro

Ha pasado un mes y medio. Puro invierno. Aparte del trabajo, me he apuntado a un curso de literatura. Imagino que es escribiré sobre la erótica, aunque aun no sé, estamos en pautas básicas y el invierno me apaga. He salido un par de veces con nuevas amistades, sin emoción ni descontento. Estoy en un momento equilibrado. Me llaman por teléfono en una tarde de lluvia de domingo. Es él. - A las 18h en mi casa.  Listo. Parece que algo o alguien le dice cuando es el momento, llegó a pensar, para descolocar me. Pero obedezco y voy, porque me gusta. Ambas puertas, la de la entrada y la de su piso, están abiertas. Llevo un conjunto nuevo, interior. Entro. Hay un programa de preguntas en la televisión, dos copas imagino que vodka y mantas en el sofá.  - Acomódate y bebe si quieres. Es un combinado de esos que tanto te gustan. Me siento, cojo la copa y de la pajita, hago un sorbo. Está muy fuerte, enseguida entró en calor y me siento algo alcoholizada. - Hoy hablaremos. Pero ya sabes, c...

5.

Es la quinta cita. Han pasado sólo cuatro días. Y me ha dicho que viniese. Ya hace fresco, de nuevo. En otoño y en invierno, siento menos la llamada de la pasión. Sí lo disfruto, cuando me apetece, pero no es lo mismo. Bueno, hasta que no apareció él, mi vida sexual era muy solitaria: no he llegado a congeniar con otros amantes, entre los que sobreexigen, los que te desprecian cuando estás con la regla y parece que necesitan anoréxicas y otro tipo de mujeres (o personas, porque por muy heterosexuales que se crean, no siempre es tan trivial...) y los que son tan sosos que parece que ni disfrutan ellos... Pero sí, estoy ilusionada. A ver hoy... Llegó, y, antes de tocar el timbre de la puerta, me abre. Pura pasión, ni "hola": me besa los labios repentinamente, no me lo esperaba, pero correspondo, y, de esta forma, me lleva a su dormitorio. Una cama grande, con sábanas blancas, un edredón y nos tumbamos. Me sigue besando mientras nos vamos desnudando. Sólo besarnos, y este camino...

Cuarta cita

Me llamó. Me ilusionó, y cohibió a la vez. Cumplí las órdenes, le avisé que iba. La puerta estaba abierta. De fondo, música clásica de jazz, supongo. Alguna mezcla de esas de YouTube. Alegre, tranquilo, melodioso. Cerré la puerta. Y le miré. Le saludé, y, vestido con un albornoz, se acerca. - Me alegra verte. La chica mala ha sido castigada cuatro semanas sin venir. Pero hoy te toca. Me ruborizó y excito.  - Soy buena... - No, no fuiste buena la última vez y te he castigado. Desnúdate y ponte a cuatro patas en el sofá.  Obedezco. Me lo quito todo, me cuesta bajar un poco los shorts, he puesto caderas, dos kilos, y se nota. Estoy ansiosa por saber. Se acerca, le miro, y se quita el albornoz. Está desnudo frente a mí. Cerca. Enfrente. - Come. Obedezco. Cómo lo que me ha puesto enfrente, que, aunque estaba flácido, se pone duro. Me gusta. Soy su perra glotona muerta de hambre, y me deja comerle, por fin, algo que me gusta. - Así me gusta. Hoy eres mi esclava desnuda y me vas a da...

4.

Hace dos semanas que no sé de él. Fue tan rápido. Dos semanas, tres encuentros y...ahora, espera. A ver, no estoy enamorada. No. No sé mucho de él, y quizás está con la otra chica. Quizás incluso otra. No, no sé si tendría un futuro con él, sólo hablamos lo que es hablar en esa primera cita, algunos diálogos sencillos y de protocolo por teléfono, algunos comentarios presenciales... ¿Debería sentirme enamorada, o mal, por la última cita? No, y fue excitante, no como las otras dos, y el hizo lo que quiso. Tal vez debería olvidarme. Tal vez, me he emocionado mucho, con estos juegos placenteros, pero cuando no hay compromiso, no suele salir bien. Pero yo no quiero compromiso. Quizás pasarlo bien, en el tiempo libre. Claro, eso sí. Con o sin él. A ver, está claro que no hay compromiso, mi seriedad, ni futura boda, y la verdad, tener un compañero con quién jugar, exclusivos, cuando ambos queramos, me parece ideal. Y estos juegos... Pero, lo dicho... ¿estará con otra u otras? No es celos, bue...

Tercera cita

- Hoy es mi cumpleaños. - Felicidades. ¿Se pueden saber cuántos? 22 seguro que no... - No, ni 30. 35. - ¿Debería preguntarte por qué no estás casada y con hijos, o es una falta de respeto? - No lo es. Hubo un chico, un hombre, pero me dejó por mi mejor amiga y... - Vaya, lo siento. No sería tu mejor amiga. - No... Me lo dice mientras me baja las bragas. Noto su mano. Me ha estado hablando mirándome directamente al sexo, bueno, a la falda, mientras me desnudaba. Y ahora, por la parte de abajo, lo estoy completamente. - Quítate tú la ropa de arriba. Y avísame cuando estés, voy un momento al baño. Obedezco, me quedo desnuda. ¿Debería darme un beso en los labios por mi cumpleaños? Es una tercera cita, pero no somos nada. Ni siquiera, amantes estables. Bueno, amantes, sí. Pero no sé si sigue habiendo otra u otras... Espero desnuda. Tarda un poco. ¿Se estará masturbando? Ya sale. - Las reglas, como la última vez. Lo dejas y sales si no te gusta, me lo comentes o no. No quiero problemas legal...

Segunda cita

- No sé, quizás no debería haber venido. Casi no conozco de ti, y... - Algo más profundamente de lo que parece sí, no lo podemos negar. Me río. Aún no sé qué hago aquí. Quizás, la curiosidad, por volver a verle, por experimentar, por sentir... Quizás porque me resulta muy interesante. Quizás porque se portó muy bien conmigo. Muy, muy bien. No he parado de pensar en ese encuentro. Fue extraño, sí, quizás, muy sexual. Lo que yo había realizado, nunca había sido algo así. ¿Sería gay? No, no hubiese lamido mi sexo, o me hubiese criticado, o no hubiese ni siquiera pasado nada. Y he vuelto, ansiosa de saber qué pasará hoy.  Me habla. - Me gustaría que tomases asiento. El sofá, ¿te parece? Obedezco. Es muy cómodo, blanco de piel gruesa, factible tanto para invierno como para verano. Imagino que sintética. Un sofá duradero. Le miro. - Ponte cómoda. Pero no mucho. Voy a preparar y traerte una copa, cuando vuelva, espero estés desnuda sentada, con las rodillas juntas, y las manos en ellas. S...

La primera cita

  El encuentro había resultado más interesante de lo normal, y, cuando me invitó a su casa a tomar unas copas, no me negué. No soy la chica que se va al bar a buscar a cualquiera, ni suelo meterme en estas apps de relaciones para encontrar algún amante de turno, así que la cita que mi compañera de trabajo me sugirió con su amigo de la infancia me pareció algo divertido y fuera de lo común, y un plan novedoso, así que accedí. Tras una simple pero exquisita cena en la que ambos nos dimos a conocer, en ese pequeño restaurante de comida italiana de la esquina, estaba tan contenta de poder degustar de nuevo unos tallarines con marisco económicos que no cabía en sí de felicidad además de ver cómo mi acompañante era un hombre de buen parecer y realmente fascinante. Su sonrisa me atrapaba, y su mirada, al principio esquiva, fue cada vez más directa y dominante. Hablamos de nuestros trabajos, intereses, algunos fracasos amorosos, y de que él, pese a no ser compromiso serio, no estaba solo, ...