Él
Hace un mes que no sé de ella. No atendió a la última llamada, ni la devolvió. No diré que no me ilusioné, pero me puse límites, cuando vi que no era el único. Y que, situaciones a las que yo le daba importancia y respeto, ella contempló con otros ojos cuando se fue con aquél que no se merecía. Al menos puso límites, y sé que no me miente cuando dice que no hicieron nada y hasta me trajo el resultado de la analítica. Por eso me gustaba, pero no me enamoré, no.
Pero no puede ser. Al final, es verdad pura pasión, pero poco compromiso. Me siento un sádico dominante cuando juego con ella a darle placer, pero no correspondió como esperaba. Supongo que por eso desapareció la idea de amor, aunque amiga, lo era. Ahora no sé nada, pero no voy a insistir. Mejor le dejo seguir su camino, ya le di otra oportunidad y ha vuelto a desaparecer. Ya son dos, y no es para repetir un círculo vicioso constantemente.
Sandra acaba de entrar. Es más dura y menos obediente, y eso hace que me excite mucho. Su belleza me atrae, pero más, su carácter. Sabe jugar a parecer inocente, y tiene dominado el tema casi más que yo. Quizás, con ella, hasta juegue a ser víctima. La verdad es que disfruto mucho con ella, sexual, y cuando vemos fútbol y hablamos de cualquier estupidez, incluida la pegatina de Nirvana de los vaqueros de adolescencia que aún guarda en su caja de recuerdos... Me gusta mucho, desnuda, pero también vestida, con sus trajes y vestidos formales, con su olor a Calvin Klein y su forma de mover los labios cuando se los maquilla en mi presencia...
Quien sabe, quizás, está vez, sí me llegue a volver enamorar y no sólo apasionar..
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